Comienza junio y con el la llegada del verano. Las altas temperaturas son un riesgo para todos, pero sobre todo, para nuestros mayores ya que son más vulnerables y propensos a sufrir un golpe de calor.
Como señala la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG), a partir de los 65 años, el riesgo de sufrir un golpe de calor es mayor. En concreto, el golpe de calor es la forma más grave de lesión por calor, ya que podemos alcanzar una temperatura corporal de hasta 40°C o más, si la sufrimos.
Las precauciones en las personas mayores frente a las altas temperaturas son más necesarias que en otros grupos de edad, aunque existen factores de riesgo que afectan gravemente a cualquier edad como:
-Enfermedades neurodegenerativas, discapacidad y dependencia física.
-Enfermedades crónicas, cardíacas, pulmonares e infecciosas que causan fiebre.
-Sobrepeso.
-Diabetes.
-Medicamentos que dificultan la hidratación y respuesta al calor de nuestro organismo.
-Realizar actividades físicas en horas de mucho calor.
Portrait Of Three Generation Family On Beach Holiday
En la población mayor reconocer un golpe de calor puede verse dificultado por la presencia de más de un trastorno e incluso confundirse con la fiebre.
Los síntomas de la hipertermia suelen ser dolor de cabeza, sensación de boca seca y pastosa, vómitos, náuseas, escalofríos, mareos, piel seca y enrojecida, calambres musculares en brazos, piernas o vientre, pérdida de conciencia o confusión y no sudoración por las altas temperaturas.
Por otro lado, destacaremos el ciclo de sueño, que dificulta el descanso y aumenta la fatiga, sobre todo en personas de avanzada edad y es de vital importancia llevar a cabo unas medidas para evitar esta complicación como por ejemplo, tomar un cena ligera y fresca, como una ensalada que facilita la digestión y favorece la conciliación del sueño. Antes de irse a la cama, darse una ducha fresca y dormir con ropa ligera puede evitar que nuestro descanso se altere.
Toda prevención es fundamental y aquí nombramos algunos consejos en concreto para nuestros mayores:
-Usar ropa ligera.
-Hidratación constante durante todo el día.
-Vigilar la sudoración.
-Uso de protección solar.
-Evitar salidas a las horas de máxima calor.
-Aumentar el consumo de frutas y verduras.
-Mantener el hogar fresco.
-Evitar las bebidas con cafeína o alcohol.
-Salir al aire libre para caminar y ejercitar los músculos.
-Vigilar la tensión arterial.
-Humedecer o introducir elementos fríos en la almohada.

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