Beber abundante agua es fundamental en todas las etapas de la vida, pero se hace incluso más necesario cuando se alcanza cierta edad ya que ayuda a mantener nuestro organismo funcionando correctamente, el corazón, el riñón y diferentes células del cuerpo.
En invierno también podemos sufrir deshidratación, la pérdida de líquido se produce principalmente a través de la orina y la respiración y suele acompañar alteraciones en los niveles de sodio en sangre y toxinas lo que puede acarrear síntomas como el dolor de cabeza, menor capacidad de concentración, cansancio y aumento del esfuerzo cardiovascular entre otros.
Los expertos recomiendan beber entre 1,5 y 2 litros de líquidos al día, es importante beber agua incluso aunque no se tenga sed, la sed es un indicativo del cuerpo de que nos estamos deshidratando, por lo que no debemos esperar a tener sed para beber.
Para facilitar la toma de está cantidad podemos beber al menos un vaso en cada comida, y entre 4 y 6 fraccionados entremedias; Un buen aliado para mantenerse hidratados en invierno pueden ser las sopas, infusiones, fruta y verdura o leche entera que posee entre un 87 y 90 por ciento de agua, aunque no hay que olvidar que también tiene una cantidad elevada de grasas.
Hidrátate correctamente, y tendrás un mejor sistema inmunológico, evitarás dolores de cabeza y tendrás mejores digestiones entre otros beneficios.